Edificio de laboratorios

La inauguración del Edificio de laboratorios es un hito en la historia de la Facultad: contar con un edificio propio permitiría que surja un nuevo régimen de espacialidad en consonancia con un proceso de diferenciación entre las funciones de enseñanza e investigación.

INIcios

La FQIyA en la Escuela Industrial de la Nación

1920

En sus inicios, la FQIA tuvo base en la Escuela Industrial de la Nación (EIN), hoy Escuela Industrial Superior, que ocupaba toda la manzana y su patio llegaba hasta calle Santiago del Estero. En las esquinas de calle 9 de Julio y de 1º de Mayo funcionaban parte de sus talleres.

Fue en su edificio donde comenzaron las tareas de la flamante Facultad.

Sus instalaciones permitieron hacer frente al desafío de contar con laboratorios de enseñanza para los primeros universitarios de la ingeniería química. Tras los primeros tiempos de funcionamiento, fue fortaleciéndose la necesidad de contar con un edificio propio que albergara los laboratorios y las lógicas necesidades de la acción universitaria.

INIcios

Selección del terreno del nuevo edificio

1922

La EIN contaba con un espacio libre en su sector norte, más allá del patio de recreos. Se conformó una comisión de trabajo integrada por el Dr. Damianovich (delegado organizador); Ing. Babini (Prof. de Matemática) y el Ing. González Zimmermann (director de la EIN). Este grupo seccionó el terreno para el emplazamiento del edificio y tomó contacto con la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas de la Nación para la preparación del proyecto definitivo y la posterior dirección de obras.

En un acto formal presidido por José Babini y Francisco Urondo, el 18 de abril de 1922 se colocó la piedra fundamental del actual edificio Gollán.

nuevo edificio (actual Edificio Gollán)

Edificio de Laboratorios

1929

La inauguración del Edificio de laboratorios es un hito en la historia de la Facultad que completa sus primeros diez años de vida. Contar con un edificio propio, dotado de laboratorios, permitiría que surja un nuevo régimen de espacialidad en consonancia con un proceso de diferenciación entre las funciones de enseñanza e investigación.
El acto inaugural fue el 28 de junio de 1929 en el hall central (octógono) del nuevo edificio.
Costo aproximado de la obra: $1.000.000 m/n
El Edificio de Laboratorios contaba con una planta baja, dos pisos superiores, una pequeña tercera planta, y ya su hall central se desplegaba en forma octogonal con una cúpula vitral, al que daban las galerías balcones de los pisos superiores. Ese día nació “el Octógono”.
El edificio tenía salientes, en relación con su cuerpo central, en sus cuatro ángulos. Interiormente todos los laboratorios, aulas y demás dependencias daban al espacio central que tenía, en el centro de su costado norte, una escalera de acceso a los pisos superiores, tal como se mantiene hasta el día de hoy.

nuevo edificio (actual Edificio Gollán)

Edificio para la enseñanza y la investigación

1929

Los planos de planta del edificio de laboratorios evidencian que ya formaban parte del diseño del edificio una diferenciación de espacios para las funciones de enseñanza e investigación.
En 1920, en una entrevista al Diario Nueva Época, el Dr. Damianovich revelaba entre sus objetivos del plan organizativo, la constitución de “Buenos laboratorios, tanto generales como de carácter químico agrícola, uno para la preparación en química analítica, inorgánica, fisicoquímica, y electroquímica. El otro para los estudios de los productos y máquinas empleadas en las industrias derivadas de la química y la agricultura”.
Ya en el nuevo edificio, fueron diferentes factores los que permitieron que se consolide tanto la figura de investigador científico como el espacio que le resultaba natural: el laboratorio de investigación. En 1921, estaba previsto en el 1º piso un espacio para el “laboratorio de investigaciones”. Este sería el primer espacio exclusivamente asignado al trabajo de investigación científica de manera escindida de la labor docente.

Enfocarse en los espacios diseñados permite vislumbrar qué ideas de disciplina, de ciencia y de universidad guiaban estos proyectos tanto académicos como políticos y sociales.

evolución espacial

Década del 20’​

La EIN ocupaba toda la manzana. En el frente posterior del sector norte se observan, en ambos laterales (esquinas 9 de Julio y 1º de mayo), los galpones de talleres y, en la zona central, un amplio terreno libre que lindaba con el patio central de la escuela.
Las obras edilicias se fueron concretando con muchos altibajos, sobre este terreno de fondo.

Década del 30’​

Sobre calle Santiago del Estero se observa la parte trasera del Edificio, dado que el acceso estaba previsto únicamente por calle Junín (atravesando la EIN). “Se ha considerado también oportuno modificar el frente de la parte de los talleres, de arquitectura poco agradable y poco en consonancia con la índole del edificio, como puede apreciarse en las fotografías agregadas a este expediente. Para esto es necesario reconstruir la pared de frente y los revoques”. (Dir. de Arq. de la Nación, 1930).

Década del 40’​

Una nueva intervención en el Edificio de Laboratorios emancipa finalmente a la Facultad de la EIN: el ingreso por calle Santiago del Estero. La puerta se ubica inmediatamente a continuación de donde terminaba el Edificio de Laboratorios original. También se agregaron las alas hacia 9 de Julio y 1º de Mayo, ocupando así todo el frente de la cuadra. La ubicación de la puerta delantera no formó parte del diseño original. Una proyección imaginaria de la fachada ubicaría la puerta con ingreso al hall (octógono), pero eso no fue posible porque en ese espacio se ubica la escalera.

Espacios emblemáticos

el Octógono

El octógono es el hall del edificio principal de la Facultad de Ingeniería Química.
Una figura geométrica convertida en identidad.
Un espacio central, de encuentro, diálogo, estudio y participación; de definiciones y celebración desde 1929.
Una arena de construcción de ciudadanía, de gestas estudiantiles; de derechos exigidos
y libertades ganadas.
El escenario de amistades que comienzan, de los primeros bailes, del reencuentro de colegas.
En el octógono se escribió la historia y se proyecta el futuro de la FIQ.

Foto: El hall central, de forma octogonal, contaba con una cúpula vitral, y era el epicentro de las galerías balcones de los pisos superiores en el que se hallaban los laboratorios, aulas y demás dependencias.

Espacios emblemáticos

Biblioteca "Dr. Ezio Emiliani"

Sus comienzos, en 1920, fueron en aulas de la Escuela Industrial Superior Anexa actuando en forma conjunta con la misma, hasta que la facultad en ese tiempo “Facultad Industrial y Agrícola” contó con edificio propio en terrenos lindantes a la escuela mencionada sobre calle Santiago del Estero.

Entre las ampliaciones más importantes desde aquellos años figuran las modificaciones de la década del ´40 cuando se agregaron las alas de 9 de julio y 1ro. de mayo ocupando así su frente toda la cuadra de Santiago del Estero, correspondiendo el espacio en el cual se trasladó la biblioteca, ubicación que ocupa actualmente.

Su fondo documental se fue formando inicialmente con una serie de donaciones por parte de profesores, de alumnos de la facultad, de por la entonces Escuela de Farmacia, además de las compras de libros y suscripciones de revistas científicas e industriales europeas y americanas.

Con el paso del tiempo la biblioteca fue creciendo gracias a la importancia y prestigio adquirido durante décadas, por la calidad de sus egresados quienes en retribución a la formación recibida han donado a la misma bibliotecas particulares de personajes de relevancia dentro del ámbito de la enseñanza de la ingeniería química, por ejemplo Ing. Minervini, publicaciones e informes del Ing. Josué Gollan, Ing. G. Fester, entre otras.

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Facultad de Ingeniería Química. Universidad Nacional del Litoral